Atrapado en las ruinas de guiones

Forzados mi lerdo corazón

Te buscaba en silencio/

Solo tú podrías retener el tiempo

En el beso, solo tú destruyes

Mundos con la rima caprichosa

De tu andar alado/

Cinco minutos de tu boca

Al final de los caminos

Cuando cae el antifaz

Donde mueren las palabras/

Voy al encuentro de tu belleza

En mi sonrisa de mañana/

Entre letras y madera

Despierto el anhelo de

Tu cadera por almohada/

Cinco minutos de tu boca/

Allí, donde mueren las palabras.

Puente de los suspiros

En parte un alma invadida que busca crear una dimensión entre líneas, un lugar donde pueda devolver una mirada a su foto, y jugar al artesano de los muebles con espejos/

Vestida con sombrero atraviesa

El pasillo que separa la pieza

Del olvido.

(El sueña con Mercedes, Ella sufre un presente)

Maquillaje/refugio de la fe/

Colores que se mezclan

En bajada al caer la triste

Madrugada.

(Ficción: mar/ botella al mar)

Prendí la luz del living y note que su alma era la madera que estábamos pisando. Un cielo limpio se juntaba con las paredes de la casa, las cortinas negras lograban un contraste innecesario. Nos debíamos una sonrisa, un levantarse de la mesa sin la usual agresión de crear personajes atados a la temporalidad.

Me hablo de viejos rencores, de llenar un vacío (no supo responder que era eso; ella seguía dibujando círculos en la mesa, mientras tarareaba un tango,  “chau no va más” si mal no recuerdo)

Una tarde de poesía, un café para el olvido.

La memoria es un laberinto que se expande

Para quienes ven al pez fuera del agua

La memoria es un cuchillo sin hoja

Para los fundamentalistas

De lo insostenible

Manchó la camisa con la última

Copa el torrente que fluía

Por debajo de tu piel/

Penas amarillentas,

Ficciones de la vida/

Se que afinarás su nombre

La verdad y el dolor en

Tu pobre guitarra, sin

Temor/dejaras así de

Correr en círculos/

El olvido no existe/

Los amores nuevos como

Espejismos inagotables/

Tormentas de arena que

Acarician la fragilidad,

Se llevan la sal/

Escucha el improvisado

Cantar de los pájaros

Sin arrabal/

Ese, amor, es el consuelo

De los náufragos.

Fumándome tus ansias/ tus ganas

De ser querida/ de sentirte

Desprotegida

(Dentro de esta obra que te

Resguarda de todo mal)

Yo fumo y espero tranquilo

El lenguaje más puro/

Que deja atrás todas las

Lenguas/

Todos los símbolos/

Primavera en hebras/

Hasta caer de rodillas

En ese laberinto

Colgante.

Competencia/ Esto es un vaso

En cada esquina, en cada

Recuerdo, en cada

Amanecer, asisto a

La muerte del ego.

Es un morir para renacer/

Liberado del yugo de

La marea/ de las voces que

Se ahogan por el cansancio/

Vidrio agua y arena/

Hoy nos encontramos en

El espejo/ te lo aseguro:

Están resplandecientes.

Con la brújula en el cajón/

De un lado y del otro

Tu vestido/

Bailando en la cornisa y

El vértigo que me invade

Con el descanso/

Precipicio verde

Claro oscuro/

Días y noches/

Párpados y estrellas/

A un paso de quererte/

De noche te imagino/

Bosquejos en el aire,

Cenizas en el suelo/

De día me pierdo/

Soy peregrino.

Arte que eterniza lo fugaz de su arte/

En mis sueños, donde es común

 Ver a lo irreal haciendo uso y

Abuso de su nuevo sentido/

El del tacto/

(Sueño es amigo de comienzo)

El mar/azul verde claro oscuro/

Es tan solo una parte/

Un camino infinito/

Un universo ficticio/

En un abrir y cerrar de

Ojos.

¡Larga vida a los fotógrafos!

¡Creadores de la profundidad!