Mar adentro

Se detiene el pulso marino

Formando un gran espejo

Que me atraviesa, destruyendo

Al otro, ficciones y soledades.

De nada servirán las máscaras,

Vientos suaves en la llanura

(Presagio, cristal inevitable)

Un silencio alusivo, la amenaza

De tu imagen siempre pura,

Por arte de esa magia

Imprevista simple y eterna,

Son ecos de esa gran calma,

Antes inmensidad en fuga.

A un costado de la ruta los machos cabríos parecen inquietos. Animales, siempre ajenos al artificio. Ciudad adentro los días se presentan como iguales, caras largas por las calles (en su mayoría mujeres), largas son también las procesiones que bordean la plaza central, es evidente: está cayendo el lenguaje de dios. Un caos sin furor, sin poesía se apodera de las almas, las sostiene con los pocos arreglos literarios baratos que quedan. La fila de autos se mantiene sin alteraciones, y  los ánimos imperturbables, como si estuviésemos en la antigua Grecia y nuestro cuadro se llamase “El sueño de Platón”. 

Escena/1/Metafísica

-    No puedo devolverte una mirada sincera en este momento, mientras me hablas de amor. Igual me parece que te estas confundiendo, todo lo que paso…

-         

 -           - No, no estoy mezclando las cosas, vos sabes que yo vengo de lugares poco felices, sabes de la tragedia que me rodea. Quiero aclararte que no busco amparo en vos, esto que me pasa es real, tiene que ver exclusivamente con vos, no con las cosas que sucedieron.  Esas heridas están y seguirán abiertas pero te aseguro que se diferenciar el amor de un querer que me sirva de apoyo anímico para este momento.

-           - Bueno, si te creo, entendí lo de la piel, lo de besarse despacio, el abrazo como dijiste, o sea, comparto la idea que tenes del amor, pero no sé si te pueda dar eso. ¿Yo acaso no era como una hermana menor para vos?. Me gustas todo bien, ahora, como te dije, no puedo devolverte la mirada enamorada.

-          -  ¿Estas enamorada de otro tipo?

-          -  Tengo mis amores sí, pero no pude concretar ninguno, estuve varias veces de novia con quereres…

-          -  ¿Y no soy uno de tus amores?... entiendo que no, la pregunta sería si no puedo ser uno de los quereres y empezar un tipo de relación olvidándote vos de mi amor y pensando que sos un querer para mí. Yo al amor ya te lo di, es más, de no concretarse el querer te podría pedir hasta un abrazo de amigo, yo me expresaría. Expresaría cierta mutación del amor, no un disfraz, una intención oculta: un abrazo que exprese mi cariño, mis ganas de verte reír, de verte feliz. Un abrazo que exprese mis ganas de cuidarte y quererte desde algún lugar. 

Babel

¿Cómo hablarle de manos juntas,

De miradas sostenidas

A la hora del amor?

¿Cómo explicarle que todo

Lo que ve no es real,

Que el mundo porno-cruel

Posmoderno es tan solo

El consuelo de tipos

Que esquivan los espejos?

Flores que no mueren

Huracanes sin ojos

Lagrimas dulces

De pura resignación.

¿Cómo decirle que la amo

Que quiero conocerla

Sin palabras?

A Florencia

  

La ciudad se ha vuelto un páramo, nadie espera nada y yo te amo. La ciudad te devuelve al centro de su arquitectura gris y sin formas. Los espejos que se ablandan al terminar el día son apedreados, la maldita costumbre pueblerina de hacer olas en los estanques. Florencia se mira en esos espejos que deforman, después se encuentra en la risa de una amiga; trato de explicarle que mi fortuna se devalúa cuando los espejos trabajan el día, cuando ella no ríe.

Muy a pesar de ciertas personas que la habitan, la ciudad nunca ha gritado. La ciudad se pierde en lenguas que no conoce. La ciudad se pierde en treguas que no son tales, hasta que un niño indefenso llora a sus padres, resignadamente muertos, hasta que el beso de los vecinos es un beso.

César no era César en el momento de la conspiración. Habitaciones, Bruto, Casio, el mármol  y los puñales.

El día en que Felipe IV observó con atención a una de las meninas, y luego se horrorizó ante  la mirada de su hija, que no era su hija sino un espejo/ a partir de ese momento, uno de los tantos espejos…

Habitaciones dentro de habitaciones/

La Cruz de Santiago, posteriormente agregada sobre el atuendo del pintor, es roja, ¡roja como la sangre, Macbeth!/

La habitación.

Las galerías.

Los jardines.

El universo.

La eternidad.

Vendrás vestida de negro amor

Como una novia eterna/

Ya te veo caminado

Por caminar, cansada,

Descalza…

Ves que puedo tenerte

Sin tenerte a mi lado:

jardines, crepúsculos,

El orbe entero.

Vendrás vestida de noche amor

Cuando caigan los espejos

Las puertas los papeles

Y los encantos de tu presente,

De tu habitación

Con ventana al mar.