Tengo razones para no mirarte, siempre
Que lo hago es un verte por primera vez
Y sorprenderme por esa sed antigua
Que de súbito gana mi costado.
Dime que hubo señales, que mis intentos
Por mezclarte con el azul del cielo
Y el viento de primavera fracasaron,
Y que al recuerdo de esas huellas
No se lo llevó este mismo río
Que pasa a mi lado mientras escribo.
Dime que conservas aquella noche
Poblada de guitarras, y la suave
Caricia del vino que se derramó
En los besos que no fueron.
Dime que me esperas, que quiero
Embriagarme con tu risa de niña.
Mientras tanto tendré que seguir
Huyendo de mi propia sombra,
Que se parece a tu ausencia,
Hasta el día en que tus ojos
Me arranquen de la multitud
Y por fin seamos el vino
Las guitarras y la primavera.
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